En 1996, el investigador del Johnson Space Center de la NASA David McKay y su equipo sacudió la comunidad científica con el anuncio del hallazgo de trazas de vida en un meteorito procedente de Marte. La investigación se publicó en aquel entonces en la prestigiosa revista 'Science', lo que daba credibilidad al trabajo.
Esta semana, otro investigador de la NASA, en este caso Richard Hoover, ha agitado de nuevo la caja de los truenos con una investigación publicada en 'Journal of Cosmology' -una desconocida revista de dudosa calidad científica- en la que asegura haber detectado pequeñas bacterias fosilizadas en tres meteoritos, y mantiene que estas formas de vida microscópicas no proceden de la Tierra.
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